A los nueve años Richard Turere recibió una importante misión: cuidar el ganado de su familia. Este niño de Kenya debía pastorear cabras, ovejas y vacas en la sabana que rodea a Nairobi, junto a un parque nacional donde habitan manadas de leones. Y el muchacho los odiaba, porque los felinos atacaban a sus animales indefensos en la madrugada.
Turere trató de alejar a los depredadores de distintas maneras: encendió fuegos para asustarlos, colocó un espantapájaros…, pero los astutos leones siempre descubrían el ardid y continuaban su cacería. Entonces una noche se dio cuenta de que sus enemigos huían de las granjas cuando divisaban a un humano con una linterna.
El adolescente reflexionó durante semanas sobre cómo aprovechar este descubrimiento. Finalmente ingenió un sistema de luces intermitentes a partir de bombillas LED, alimentadas por un panel solar y una vieja batería de automóvil, que emitían destellos de luz intermitentes. Las “Lion Lights” de Turere lograron lo que ninguna trampa o cazador había conseguido hasta ese día: alejar a los leones del ganado y de las personas. Y aunque el muchacho no se lo hubiese propuesto, su invento también salvaría en lo adelante la vida de no pocas fieras.
La noticia sobre la invención corrió por el vecindario de Kitengela, al sur de Nairobi, y más allá hasta llegar a los oídos de la Kenya Land Conservation Trust. Paula Kahumbu, directora ejecutiva de ese organismo de protección de la naturaleza, viajó a la casa de Turere para conocer al prodigioso innovador. Para sorpresa de la funcionaria, el joven no había cursado jamás cursos de electrónica o ingeniería.
“Lo hice por mí mismo, nadie me enseñó, solo lo descubrí y ya”, dijo Turere a la CNN. “Tenía que cuidar de las vacas de mi padre y asegurarme de que estuvieran seguras”, señaló. Para él no había otra opción.
Invitado este año a las conferencias de TED en California, el adolescente
explicó ante un público fascinado por su ingenuidad e inteligencia natural, cómo había diseñado su sistema de luces.
Kahumbu y otros expertos ayudaron a Turere a obtener una beca para estudiar en la Brookhouse International School, uno de los mejores centros de enseñanza de Kenya. “Algo único de Richard es que, si le propones un problema, trabajará hasta que encuentre una solución”, declaró la especialista a CNN. “No se da por vencido, no considera que las cosas sean demasiado difíciles, no teme a ser incapaz de solucionar algo y creo que por eso es un buen innovador”, apuntó.
La máxima aspiración de Turere es convertirse en piloto e ingeniero aeronáutico. Su talento precoz presagia un futuro brillante para este adolescente que realizó ya el sueño de muchos en su pueblo masái: vencer a los leones.